Cuando escuché a Mar Romera durante la conferencia que impartió el pasado febrero en Zaragoza: «Educar con 3Cs: Capacidad, Competencia y Corazón», que la escuela que ella quiere es Hogwarts, recordé que Ángel, cuando pequeño, pensaba exactamente igual, y lo escribió el 10 de septiembre de 2005, justo en su vuelta al cole al empezar 2º de Primaria. Ese día, al cumplir con su compromiso de escribir en su diario, se topó que la página donde le tocaba escribir estaba ilustrada con una fotografía de Ron Wesley, y sin pensárselo dos veces (desde luego tenía recursos), eso fue exactamente lo que escribió:
» Voy por la pagina
de ron wes
li de grifr
fidor del colegio
de magos y de brujas yogu
ar el cole
gio mas
chulo del
mudo»
Mis hijos tuvieron la suerte de crecer junto al pequeño mago y sus amigos y, soñaban, como todos los demás, con recibir una carta que les comunicará que habían sido admitidos en Hogwarts.
Y, cómo no coincidir con Mar Romera de lo afortunados que serían todos los niños, pero muy especialmente, los disléxicos, si antes de empezar el curso tuvieran que sentarse para que un sombrero seleccionador les leyera la mente y les asignase la mejor clase de acuerdo a sus cualidades y fortalezas, porque educar desde la fortaleza es tener en cuenta los aspectos en los que brillamos cada uno, para a partir de allí, mejorar nuestras debilidades.
Como he adelantado, la existencia del sombrero seleccionador sería un maravilloso sueño para los niños con dislexia, que justo fallan en el aprendizaje de la lectura y de la escritura, materias que junto con las matemáticas, hacen concluir (todavía) si eres o no inteligente. Claro, me refiero a coeficiente intelectual y la visión estándar de la inteligencia, que en realidad tiene que ver con el hecho de tener éxito en un determinado tipo de escuela: una escuela en que la lengua y las matemáticas son importantes. Y, lo son, nadie lo discute. Pero cuando dejas la escuela y sales a la autopista de la vida, vas a la tundra o la sábana, te sumerges en el agua o sales a un escenario, es el momento para demostrar otras inteligencias, como le contaba Howard Gardner a Eduardo Punset en la entrevista que mantuvieron cuando le entregaron el premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales 2011. Por ello, necesitamos el sombrero seleccionador de Hogwarts para descubrir cuales son las fortalezas de nuestros disléxicos, y trabajar desde ellas, su dificultad para aprender a leer y a escribir, primordial para conseguir que su autoestima sea alta desde el inicio de su vida escolar.
A falta del sombrero seleccionador, tenemos a Howard Gardner y su teoría de las 8 inteligencias (que no talentos) múltiples.
Gardner nos dice que puesto que todos somos distintos, hay que dar una formación distinta a cada uno. La cuestión es descubrir cómo aprende una persona, descubrir sus pasiones y utilizar todos los recursos humanos y tecnológicos que nos sirvan de ayuda. Para ello, Gardner propone que los maestros serán guías, y todos trabajaremos en equipo en el que todos sabremos de todos: los estudiantes sabrán de sí mismos, los padres se conocerán a si mismos y a sus hijos, y junto con el maestro podrán decidir cuál es la mejor manera de aprender de cada uno.
Hay cosas que todos debemos de aprender, pero no hay ninguna razón para que las aprendamos todos de la misma manera.
2 Comments
MUY BUENA la idea de trabajar desde las fortalezas. Estamos en una sociedad en la que lo importante es descubrir las debilidades del otro, en cualquier plano, porque si el otro es más débil, nosotros nos convertiremos en más fuertes (aunque no sea cierto).
En cambio tu propuesta es la inversa: es valorar lo positivo en el otro, para hacerle fuerte. Descubrir los valores ocultos que le den la confianza necesaria para superar las dificultades en otros campos. ME ENCANTA ESTA PROPUESTA POSITIVA, GENEROSA y FOMENTADORA DE LA AUTOESTIMA
Me alegro. Tenemos mucho camino por recorrer todavía,pero pasito a pasito…