Cuando en alguna ocasión me pregunta algún padre o madre que pueden hacer ante la dislexia recién diagnosticada de su hijo, tras pedirles que respiren hondo, mi primera recomendación es que se acerquen a una buena librería y se hagan con un ejemplar del libro escrito por Ronald D. Davis «El Don de la Dislexia».
Es una lectura IMPRESCINDIBLE para un padre/madre con un niño disléxico. Ronald D. Davis nos coloca en la perspectiva adecuada para poder abordar el problema con éxito: nos coloca ya desde la salida, desde dentro del mundo disléxico y, así ya tenemos mucho camino recorrido, y sobre todo, porque directamente nos lleva al lado positivo de la dislexia, que lo tiene.
El momento del diagnóstico es muy duro para los padres, en mi caso, mi hijo era pequeño, tenía seis años, y mandarle todos los días, solo e indefenso a un mundo tan hostil para él, me costaba un mundo (me acordaba del papel de la institutriz o el preceptor de otras épocas …). Por ello, la forma tan positiva que encontré en el libro de Ronald D. Davis para vivir la dislexia como una ventaja, me pareció y la viví como una bendición.
El Don de la dislexia, escrito por Ron D. Davis, presenta una nueva perspectiva del síndrome disléxico: lo señala como una forma positiva de aprendizaje que algunos seres humanos poseen.
Leerlo me supuso una gran oportunidad de conocer y descubrir como procesaba mi hijo su pensamiento, el porqué lo hacía despacio, como se sentía o se podía sentir cuando se bloqueaba. Supuso pararme, observar, prestar atención, comprender que su enorme cansancio no respondía a vagancia, o falta de voluntad, o dejadez, o cara dura… sino que obedecía al enorme esfuerzo que aprender le suponía, y que era incomparable con el que hacían los demás.
Leerlo supuso un gran reto para mí: tuve que aprender a controlar mi impotencia, a detenerme ante un bloqueo, a aprender las habilidades necesarias para salir de ellos, y sobre todo, a hacerme con toneladas de paciencia y darle su tiempo. Despacio, pero adelante, siempre adelante.
Es totalmente IMPRESCINDIBLE que el niño disléxico sepa que lo es (igual que lo es que un niño diabético sepa de su diabetes para poder sobrevivir). Ángel lo sabe desde los seis años. Le he repetido una y mil veces y lo seguiré haciendo, siempre parafraseando a Ronald. D. Davis, que su dislexia es un DON. De pequeño le enumeraba genios y famosos que lo eran gracias a su dislexia: Einstein, Da Vinci, Walt Disney… Y después añadimos a la lista nada más y nada menos que a los tres geniales protagonistas de «Piratas del Caribe»: el gran Johnny Depp, Orlando Bloom y Keira Knightley, y así, en la intimidad de nuestra casa, la dislexia se convirtió en «lo más». Y lo mejor fue, que se lo creyó. Ésta fue la semilla que planté en su corazón y ha sido un acierto para su autoestima saber que su mente (tan diferente a la de la mayoría) funciona como la de grandes.
Nota aclaratoria: no todo ha sido un camino de rosas, cuando mi niño de nueve años, me afirmó muy serio: “Tú dices que es un Don, pero es un «ROLLAZO», estoy harto y no quiero ser disléxico, mamá», fue una flecha directa a mi línea de flotación. Y sólo pude abrazarle muy fuerte.
Si conoces el libro o si lo lees ahora cuéntame que te ha parecido. Y cuéntame si sabes de otro título que nos pueda ayudar.
2 Comments
Hola ! Tenes idea donde puedo conseguir el libro?
Hola Marcela.
El libro está descatalogado. Acude a una biblioteca pública por si ellos te lo pueden descargar en el Ibook o la tablet, previo pago de una módica cantidad. En amazon está, pero me han comentado que a unos precios de escándalo. Si lo consigues me lo dices. Suerte.